EL-AYER-QUE-NO-ABURRE

17-VII-08

Los hombres han construido ciudades, casas donde se amontonan, estropean la tierra, se ahogan y estorban unos a otros... ¿Es eso vivir?

No se trata de recordar esa búsqueda inútil de balcones babilónicos o de recoger resistencias de la basura y recibir del antiguo dueño (hoy exitoso oportunista) alguna oferta tipo 2x1 que rechacé. No se trata de recordar las peripecias que nos hizo evadir realidades y revolcar recuerdos cada quien por su lado (muchos amargos, pocos felices) como quien le da vuelta al arroz porque se quema y ves salir el humo desde abajo, a borbotones. Además Carlos ya se dispuso a (an)arquear las cejas por segunda vez [1]. Entonces, lo que me corresponde sólo por ser consecuente con esto que siento es verlo desde el otro lado, desde la otra orilla y tener que recojer los pedazos que han caído después del terremoto que no esperaba, después de una alegría que uno jamás podría predecir, menos en este momento, menos si planeaba sumergirme en los trámites y la lluvia sin paraguas; que al final ni lo primero ni la segunda.
Esas alegrías inesperadas son las que duelen al día siguiente. Porque sabés que eso fue, estuvo ayer y ahora queda la vida como venía de antes (Algo así como cuando por alguna razón el bus toma una ruta alterna, te alegrás por eso, pero al día siguiente todo igual). Sigo como he estado siempre, pensando en los detalles diminutos de siempre que me llenan cada vez menos, pienso en las matas que crecen en las paredes y recuerdo. Me da nostalgia pensar, por ejemplo, en que nos siguió el perro, y nos perdimos entre calles olvidadas con cualquier rumbo. ¡Desechando aventuras a Limón a causa de mi vértigo hijueputa!. Me veo en un recuerdo, y mentí al principio cuando dije que no se trataba de recordar; ¡Por supuesto que es sobre recordar! Intentar sos-tener la sonrisa de ayer a punta de conexiones mal soldadas y unidas con mecates de tristezas roídas por el hoy. No te puedo contar algo sobre hoy, porque no pasó nada interesante, me subí al bus de la rutina, rodeado de más gente como yo. Caras tristes y comentarios en voz baja. Volví a la ruta de siempre y quiero regresar y encontrar al perro y seguirlo sin perderlo de vista.



[1] http://hitzonzikeria.blogspot.com/2008/07/andanzas-para-anarquear-las-cejas-ii.html,

2 comentarios:

Uno que mira dijo...

Otro de esos texto que me identifican tanto, tanto, tanto que se pone de gallina hasta la piel que le arrancaron a la vaca con la que hicieron mis zapatos.
Lo que tendríamos que hacer es intentar nuevas (an)danzas.

Jose Pablo Ureña dijo...

Hoy pasando por aquí, se ve que está breteando bastante mae. Sorprendido de como ha cambiado su forma de escribir y de ver las varas. Creo que nunca se lo dicho pero esa puta nostalgia o lo que sea (que de fijo es más que eso) que siente ud, también la estoy sufriendo yo y desde hace rato (y digo puta, porque a mi me causa rabia mi incompetencia ante esa situación). Es interesante ver como ud asume esas varas y se disfruta bastante leyendo sus varas.

En mi caso siempre me ha parecido estúpido intentar salir a la fuerza de esa situación, supongo que simplemente llegará una época en que la situación sea manejable. Por el momento sólo queda resistir.