DEL HORIZONTE QUE RESISTE

A Daniel

A mí no me gusta hablar de la muerte, ni tampoco he entendido eso de vestir de negro tantas alegrías retrospectivas que de seguro si no levantan el hoy, levantarán el mañana. Un domingo entre tantas líneas que aún no entendemos y nos ocurre algo así como las ganas de diluirnos entre los negros y blancos de una nostalgia proyectada ante nuestros ojos. Tampoco he entendido nunca qué decir y creo que es uno de esos capítulos donde simplemente estar como calor ambiguo entre lejanía y hombro cercano es lo más acertado.
Habrán tiempos mejores, eso es seguro. Las palabras que salen de acá son de resistencia, un aguantar aunque se venga encima un mundo, un domingo o la muerte misma de la que no nos gusta hablar. Es explotar nuestras fuerzas en mil direcciones y saberse parte de las suyas, compa. Que sepa que somos muchos y que no está solo. Para eso estamos y sé que es un plural que alcanza todo el horizonte...

REK.ORTJ- E

[recorte encontrado sin más instrucción que ésta]
Véngame un diastólico escozor, la necedad de ocultarme o de saberte a toda costa. Lléveme donde no sepa cuándo ni cómo terminé por aquí: el mito de las malas lenguas. Tráigame los ritmos que montamos desde antes y esa sensación de haber estado, de haberme ido o de haber venido desde lejos y recibir en cambio pasaje de vuelta, ingrata que canta como niño. Consérvese en lugar más fresco del que nos gustaba entretener las horas y entonces, muchacha de mármol, nos daremos cuenta de dónde quedamos dejando esperando al tiempo.

MA-TRUKZCIJDUJK

Algunos eventos del hoy:
Ciertamente un matrimonio realmente es un matricidio, las palabras del padre en una misa que, claro, tenía yo años de no asistir a una (tanto que me acuerdo que en ese tiempo pedían por Juan Pablo II, ahora por Benedicto) y por lo tanto hoy fue digamos, un experimento e investigación de campo (santo). Del sermón me quedó que ahora la pareja dejó de tener cuerpo propio para mutar en un metastásico tumor que piensa dividido en el mismo tarro, pero que la mujer administra los bienes del hombre y le da hijos que al fin y al cabo son la culminación del amor. Amén. Me quedó también que el matrimonio es como el vino y como se darán cuenta más tarde, era porque el sacerdote era un verdadero borracho y toda su vida giraba alrededor del alcohol.
Sinceramente yo no tenía, ni antes ni ahora, muy claros los detalles de las celebraciones de este sacramento que se guarda en cavas y se deja que se añeje para embriagarse más tarde. Ni tampoco de cómo es eso de que dios primero se cata con la lengua y luego con el alma. Pero lo que sí entendí es que no quiero más nunca estar en uno y menos ser partícipe de esa aberración.
Como es de imaginar, lo mejor de un matrimonio es cuando termina y cuando viene la comida. Pero antes de comer: un brindis. Y que hasta se le hacía agua la boca a nuestro protagonista de la historia, el que se quitó toda identificación divina para lanzarse un safis como éste:

-¿Y padre, usted tiene chofer designado?- preguntó mi tío Edgar en tono desafiante (Edgar es un tío mío pero que también es pseudo-sacerdote pero de misas negras con vino en la montaña y música de los Doors en acetato).
A lo que el padre respondió:
-Mi chofer designado es el Espíritu Santo. (silencio de todos)

Para no hacer el cuento más largo, y aunque los creyentes no me lo quieran creer, pues resulta que el padre se fue temprano como siempre que comen, muy bonito y se van. Y al salir golpeó con su carro a otro que estaba estacionado. Y entonces entendí en hechos concretos cómo es eso de que dios está sobre todas las leyes.

A lo mejor por un día tan blasfemo que tuve (hasta comí hostia para matar el hambre) fue que se me accidentó el jueves: me varé, llevé agua y frío batallando con el niva, y un sinfín de catastrofes. Pero aquí estoy: una historia como ésta de un padre borracho que cree que su designado es la palomilla no podía dejarse pasar.
El matricidio terminó bien, los comensales terminamos viendo "Los tres chiflados" entre montañas, cabras y mucho barro como para cerrar una experiencia surrealista de recién casados que mejor decidimos no tener tan cerca. Apuramos los pasos de salida y desaparecimos.


Amén.
Quería escribir de vos, pero no estás. ¿Qué quería escribir? En realidad, creo, quería escribirte a vos pero no de mí ni tampoco de vos. Mucho menos de usted que fue como la conocí. Mejor escribo así, sólo escribiendo y entonces ya sabrás lo demás.

NIÑO KOI

Así como lo ilustra el arsmoriendi que se tambalea como sube-y-baja, así voy a lanzar este artículo o escupitajo; llámese como se llame: NIÑO KOI se ganó todos mis respetos. Ésta banda que por ahí leí -alguien se atrevio a decir que son post rock instrumental- a mí no se me parece a nada que había experimentado antes por estas latitudes, es decir: no veo nombre en el que encasillarlo. Es relieve y variación de esa que me gusta escuchar, de la que uno no sabe qué viene después. Rayan formas realmente creativas y fuera de lo conocido.
Digo todo ésto porque ayer debutaban en Sala Calle 15 y ahí se lanzaron con todo éstos majes: Mau Fonseca y Fede Salas en la guitarra, Chris Robinson en el bajo (debo decir que al principio me incomodó su explosivo derroche de energía en su bajo) y el compa Fabrizio Durán en la batería (que es también de los Cuchillos y de Spaceship La Nave). Una propuesta novedosa que aplaudo desde este sube y baja que para esta altura ya baja: abrieron las Robertas, nunca antes había oído en vivo lo que hacían, más que leerlas en “flyers” no conocía mas de su trabajo.
Pasó que no logré entenderlas, ante todo me pareció repugnante una que otra. Así como cuando es más la bulla que se les hace que otra cosa; o más la pinta que el contenido. En términos dizque formales que tampoco me esmero en cuidar: sonaron planas las piezas, como un dejà-vu musicoso, la misma receta sin color en todas las piezas: me quedó la duda de si es un grupo que pretende hacer música o hacer amigos: ahí que se traguen lo ácido de mis comentarios pero es que tengo agrura al chile.
No seré más severo, a lo mejor no era el mejor día de las Robertas y simplemente el sonido les falló o tenían agrura. Trataré de escucharlas en otra ocasión y haré lo imposible por volver a tener de cerca a NIÑO KOI y sus ritmos maravillosamente erráticos-instrumentales.
vos sabés. Ajá

Yo te comparo con el Sur porque siempre me hace falta ese escondite desde donde salirle de frente a tanta mierda cotidiana. Sos resistencia convertida en fuerza que devora las horas y los días, también los obstáculos: para adornarte con un cliché que no es, porque así has sido. Son los bordes quebrados; los ríos accidentados que siempre me llevan aunque no cante ni baile tus risas. Éste que no tiene ni gracia, que hasta hace poco había olvidado lo que era carcajear de verdad y que para ponerlo más claro había olvidado vivir y querer, aquí está. Soy el que te sigue aunque caigan los fantasmas más empolvados, aunque me hagan creer que revivo los mismos pasos. Sos motor y empuje de levantarse de nuevo ¡qué carajos!: lo que me tiene aquí descubriendo que puede ser otra vez, pero viviendo.

DESDE AKI - ULTIMA GOTA [conexiones]



Sentí sed, sentí calor, sentí nostalgia y me sentí vivo.

Yo hace algún tiempo pensaba que me había tocado vivir un tiempo agotado para hacer cosas nuevas [jnk] postmodrnk. Desde este campo al que hace algunos meses pensaba que yo pertenecía [diseño, visual] y que ahora de un solo goterón se me revuelcan las clasificaciones y las barreras se fragmentan.
Pero:
de repente mi letargo se sacude con éste incentivo, que así deberían sentirlo muchas gentes que dicen ser "artistas" o que dicen ser "interesadas en las nuevas propuestas" o que dicen ser "personas".
Primero, porque hay que saber que se necesitan bolas -se necesitan awa guatl- de éste tamaño [aquí hago ademán] para lanzarse de panzazo sobre una escena tan concurrida por puestas variadas, algunas políticamente tomadas, lo que se dice privilegiadas por cúpulas mandamás de instancias culturales y los respectivos recursos repartidos y demás menudeces inmensas. Existen también -por otra parte- algunas también favorecidas pero por méritos propios y porque hacen las cosas con sentimiento.
Y finalmente: las que se hacen con las manos, y donde la palabra autogestión
sale de protagonista indetectable ante las miradas desconcertadas de quienes que se acercan a curiosear un juego de sentidos que no estamos acostumbrados a ver por estas latitudes. ÚLTIMA GOTA [CONEXIONES] es un proyecto que no se pone en varas si es de tomar una pala y enterrar lo pre-establecido.



Se vale de un lenguaje en apariencia sencillo, de una dinámica conocida y cotidiana: un guacamole es una reivindicación de lo propio-nuestro y a la vez de todos/todas mesoamericanamente hablando [ajá] y como tal la palabra resistencia
ha impulsado el proyecto; ha saltado los obstáculos desde que éste que escribe ha sido testigo [y partícipe] porque eso sí, desde el momento en que uno se sienta, se siente que uno es parte y es parte todo el espacio que rodea: es parte quien está a la par y de cómo las acciones nos van conectando entre todos y todas. Sentí sed, sentí calor, sentí nostalgia y me sentí vivo como a punto de morir.

Me atrevo a decir, porque tengo la dicha de poder decir lo que me dé la gana en este espacio arsmoriendoso, que para mí este proyecto marca una pauta y la marca porque soy un afectado para bien: la transdiciplinaridad es algo que ahora puedo ver en concreto: ¿cómo es posible que tantas gentes de tantas ramas distintas puedan ser al mismo tiempo parte de las ramas con las que comparten? Pues ésto es Ultima Gota [conexiones] y pecando de simplista así es. Es un entrelazado de opiniones, percepciones, discrepancias, sentimientos, imágenes, texturas, ambientes, luces, sonidos, cambios y sobre todo: de awa guatl. La vida.

"Anónimo luchador: no tendrán las armas nunca la razón, pero cuando se aprende a llorar por algo también se aprende a defenderlo"





>Las fotos las tomó Iván Rojas