-NO-KIERO-TITULO-








27-04-08
Lo difícil no es morir, sino seguir viviendo.
Vladimir Mayakovski



Lleva su tiempo, pero según mi abatido pensamiento, ese tan inestable y muchas veces detestable, el resultado aparente es que voy logrando lo que parecía imposible. Las cosas que caen sobre mí como proyectiles, cada vez pierden fuerza y los cráteres que producen se convierten en simples charcos que de profundos muy poco tienen. ¡Cómo costó aceptar que esas fotografías viejas y olvidadas tenían que dejarse colar por las alcantarillas de aquella ciudad solitaria!.

Finalmente me di cuenta: aquello que me iluminaba no era real, eran las distantes lunas alimentadas por centrales eléctricas. Los pasos que me hacían creer que no estaba solo eran en realidad el eco de mis propias ilusiones truncadas por el golpe seco de un impacto inesperado, del que inexplicablemente me repongo poco a poco. Me quiero levantar.
Otro impulso nuevamente me puso de pie, no como una de esas piedras que se repiten en mi camino, sino como una nueva noción absurda; lo que me va a iluminar en algún momento no serán cápsulas artificiales incandescentes alimentadas por las centrales eléctricas en esta ciudad solitaria, y los pasos que escucharé tan cerca, tan míos, no serán los míos, ni serán el eco de lo que imagino en secreto. Serán de quien en este momento no conozco y que a lo mejor no quiere más estar iluminada por los molestos reflejos de un pasado falso, coincidimos entonces. Seré optimista aunque mi cara no lo quiera, ella lo podrá saber. Creo que lo supo, no sé...

DOS-AMIGOS-EN-UN-BUS



24-4-08
Pasa cuando uno tiene como propósito desconectarse del mundo, justo cuando comienza a lograrlo levemente, pasa el bus. Tomé las monedas de la bolsa del pantalón, creía que eran 170 colones, ya estaban contadas más de seis veces: 170 colones; pues no, ahora son 180 colones y al montarme, el cero pintado en el parabrisas lleva una cara triste, todo sube y el señor que lava buses y escribe la tarifa con algún marcador blanco lo sabe.
Subió la luz, subió la gasolina, la gente no sabe que siempre han estado así, siempre todo ha estado arriba y nos han acostumbrado a tenerlo todo al nivel de la nariz, sólo donde podamos verlo como creyendo tenerlo. Ese día quien se sentó detrás mío a lo mejor pensaba en eso. En que todo sube porque lo vio en alguna edición de Telenoticias, o en algún períodico de esos que van viendo los señores que juegan de ricos con reloj dorado y portafolios de cuero, les duele que ahora el pasaje sea 180 colones de todas formas. En fin, él iba detrás pensando en eso hasta que fue interrumpido por una cara conocida que se colaba por entre la fila de personas de pie. Era conocido y pronto logró apoderarse del espacio junto a él.
Nos han acostumbrado a tenerlo todo al nivel de la nariz, sólo donde podamos verlo como creyendo tenerlo, trabaja en un Hotel de Escazú donde puede ver San José desde las alturas, donde puede ver lámparas grandes y gente que come hasta reventar; pero él lo ve todo através de una parrilla de aire acondicionado. Lejos de la vista de esos y esas, pero haciendolo funcionar todo con sus manos sucias. Pese a lo que él vio ahí, tenía hambre, y lo hizo notar cuando su amigo del bus habló del arroz que un conocido suyo le regalaba por trabajar en un restaurante de comida china. Pero claro, tal era lo que sobraba, que ya el otro decidía regalarle a medio mundo.
Nos han acostumbrado a tenerlo todo al nivel de la nariz, sólo donde podamos verlo como creyendo tenerlo, siguieron hablando de esos ´´carrazos´´ que veían en la calle: un Mustang, un Mercedes y un bemedobleú.
El otro que trabajaba en seguridad habló del orgullo de poder portar armas, una 9 mm. linditica, tan linda -dijo- como la que salió en las noticias, en un intento de asalto en algún Banco de Siquirres. El otro con la tripa torcida, se maravillaba con la descripción del arma y admiraba a aquel por tener el juguete ese.
Al bajar, se invitaron al partido de Saprisa de la noche, en la casa iba a haber comida, arroz cantonés de su amigo o Pizza Hut porque en el Hotel hubo una conferencia y la comida sobró. Y la gente es feliz. Nos han acostumbrado a tenerlo todo al nivel de la nariz, sólo donde podamos verlo como creyendo tenerlo.

SOLO-UN-EVENTO-VOY-A-MENCIONAR-ó 2

Hablé con Silvia, hablé con mi mamá, hablé conmigo mismo, hablé con algunos otros ´´yo´´ que tengo, que se esconden y uno particularmente al que sí le gusta comer sanguches de mayonesa con pepino. Con ellas y ellos hablé de la soledad. Creo, a nadie le gusta estar solo; no si no se lo ha propuesto así. La soledad no duele si uno la quiere y le abre los brazos y hasta le ayuda a pasar por el puente si se le dificulta con ese paso lento y arrastrado que tiene, y por donde una vez pasamos nosotros: mis otros yo, el del pepino, por supuesto ella (No Silvia ni mi mamá) ELLA y yo.
Concluí en algo: en nada. Es un gran algo que me tiene lleno de nada un hueco en el pecho, en el encéfalo, ¡yo qué voy a saber dónde!. Es un grandísimo algo que pretendo superar pero se entremezcla con otros grandes ´´algos´´ que ya de por sí tenía desde hace mucho tiempo y que hoy se me han avivado como por arte (no de magia) sino de esos eventos sobrenaturales poco comunes y que pasan cada puto día, como proyectiles teledirigidos que ya me han golpeado: Esos eventos que se conglomeran en un solo día, o en dos y te hacen pensar en eso que Carlos hoy escribió como habiendose metido en mi cabeza. Ayer lo pensé, hoy él lo escribió y no quiero que todo termine un día habiendo yo hecho NADA en esta vida de cloaca! Eso es solo uno, quedan muchos más por contar ¡y hoy no quiero!.

Para más detalles ver blog: http://www.hitzonzikeria.blogspot.com/ en el post ´´Las futuras generaciones se burlarán de ésto´´

IR-HASTA-ALLA-PARA-VENIR-A-MORIR-AKI!



(respuesta al post anterior) 20-04-08

Volví! por un momento pensando que había logrado mi plan (leer post anterior). No dejé al Dolor subido y engañado en un árbol de tantos que vi en mi breve pasada por Guanacaste. Pretendí abandonarlo en alguna planicie, a lo mejor para que muriera al Sol. No lo logré, lo anduve conmigo pese al calor y el sudor desesperante. Pese a la lluvia en el Aguacate y pese a todo. Pese a mis ansias de dejarlo morir solo.

Pero volví con él, que me venía recordando cada vez a aquella. La que me mostró ya y sin dudarlo su verdadera cara que patéticamente antes me negué a ver. Supongo que esa es la verdadera cara. Qué lástima. Esto ya parece de caricaturas, de dibujos absurdos, de ´´tiros por la culata´´ famosísimos que vi mil veces de pequeño, en animados.. Yo, que pretendía dejar solo y abandonado en una rama de algún árbol a ese Dolor que no me dejaba, sin darme cuenta estaba siendo ya dejado por algún lugar en el olvido, que no es ni en Guanacaste ni en algún dibujo animado de esos que vamos olvidando al crecer. Me mostró su verdadera cara, no hay duda. Eso es lo que es y lo que siempre fue, al parecer. Así que fui con el non grato Dolor hasta allá. ¿Y todo para qué?... Pues para venir a matarlo de una buena vez aquí mismo. Por lo menos paseó por última vez. Ahora, está muerto. ¡Al fin!

KE-SE-KEDE-EN-GUANAKASTE

N19-04-08

Mañana iré a Guanacaste, quisiera volver sin este Dolor, dejarlo allá. Orgullosamente evaporado por el fuerte Sol, o tal vez engañarlo y subirlo en un árbol del que no se pueda bajar. Venirme sin él. Quisiera gritarle para convencerlo de que se vive mejor allá, aunque claro jamás me va a creer. Guanacaste es caliente, además ya casi no es Guanacaste. A él no le gusta que le mientan y con más razón se va a ensañar con mi otrora alegre manera de vivir, como lo ha hecho ya por más de un mes el grandísimo hijo de puta!

Este maldito no se me quita de encima, a veces se despista y yo aprovecho para correr lejos esperando que no me vea. Hoy me ha tenido en la mira todo el día, apostaría bastante al decir que ya no come por estar aquí conmigo molestandome como siervo de algún régimen de aquellos tan sucios que recordamos con odio. Termina viendome, termina quitandome el helado de la mano, escupiendo lo que me voy a comer y sonriendo con desprecio.

Espero dejarlo en el árbol, tengo un plan. Le hablaré de esos gusanos que veo en las ramas. Sé que le gustan esas cosas, lo subiré a mi espalda y él buscará a los bichos esos que yo nunca vi. Cuando esté concentrado me voy a bajar, me voy a montar al carro y él me seguirá probablemente por unos cuantos kilómetros, hasta que se canse. El plan no puede fallar. lo voy a dejar allá. El Dolor, espero, buscará un lugar para vivir en Guanacaste, no sé. También se puede evaporar al Sol, yo solo quiero que me deje en paz. ¡Auch!.

UNO DE CATORCE Y MEDIO. [110 km/h]

Este relato tendría catorce y medio maneras de ser contado. Yo me dediqué a escoger una, no por lo bonito ni por lo gracioso que a lo mejor de todas formas logren colarse sin permiso.
Es un relato que empezó por esas cosas de la vida cuando no hay clases por pura vara o porque se enfermó el modelo de dibujo. ¡Como si no pudiéramos dibujar otra cosa! Aunque claro, para mí no fue problema y salí rápido por donde entré.

De camino hacia mi casa, que al final no lo fue, encontré al cumpleañero que no lo era tampoco, pero le hicimos fiesta su otro amigo, su amiga y yo. De todas formas se negó a la cimarrona, no una vez, ni dos, ni tres, y nos enteramos de una buena obra de teatro para la noche.
Esperamos hasta las cinco, con arepas, dibujos y sus sonetos shi, también llamados perfectos. La reunión a las cinco, ya era hora. Hablamos de todo como suele ocurrir en las reuniones (en nuestras reuniones) y también sobre algún tema importante, cuando recordamos que para eso nos reunimos.

En la noche, la obra boliviana en el Teatro Nacional. Acompañados de amenas conocedoras y hacedoras de teatro , todas y todos con caras de asombro, fue una buena obra, diferente, original y con un gran mensaje para dar al mundo, sobre lo que pasó y pasa en aquellas tierras andinas, sobre la manipulación de los medios, la corrupción de los políticos y de cómo juegan con las necesidades de los pueblos para su propio beneficio, valiéndose de un terremoto.
Aquí fue donde nuestra suerte comenzó a decaer, sobre todo porque fue solo el comienzo y ya de por sí bastante trágico. Nuestro compañero de fiesta de no cumpleaños no pudo entrar al Teatro, no le dio tiempo y le tocó aquello de ´´dé media vuelta y vayase de vuelta´´.

Al salir nosotros, luego de haber estado adentro (no como aquel) se propuso tomar una refrescante bebida etílica. El lugar, muy cercano al parque España, agradable tal vez por ahí de las cinco cervezas donde las aristas de las paredes que no calzan comienzan a verse perfectas (como los sonetos perfectos). Pedimos yucas fritas, las esperamos por horas y nunca llegaron. Llegaron cuando nosotros ya habiamos decidido salir, casi perseguidos por la odiosa muchacha recibimos al fin las deseadas yucas que nos fuimos comiendo, asumimos que nos habían regalado la canasta y el papel aluminio. ¡Ahí son tan buenos!.

Tanta yuca y tanto humo nos hizo olvidar la hora, perdimos todos los buses disponibles. El próximo: a las 5 a.m. La opción más viable: Irnos en un poco confiable taxi ´´colectivo´´, con parlantes directos al tímpano, luces estroboscópicas dentro, que por cierto de las que el chofer había adquirido ya inmunidad absoluta y no le afectaba a su osado manejar.
Carlos y yo imaginabamos nuestra muerte. La de él, en su imaginacion, muriendo en posición fetal, la mía pasando como proyectil por el parabrisas. Y es que cuando uno va a 110 km/h es poco lo que se puede imaginar, casi se llega al punto de estar ´´imaginando´´ lo que ya es real, casi siempre tendiendo a lo fatal, no hay de otra.

Por fin llegamos, cinco minutos fue lo que duramos y el taxista dijo - ¡Cinco minutos, cuidado pierdeeee! - lo que me pareció la ironía más grande y absurda de la noche. Por esos cinco minutos él perdió todo cuidado, y nosotros casi perdemos las vidas. Y llegamos no sanos, sino enteros sin necesitar de equipo hidráulico que nos sacara de las latas retorcidas que fuimos imaginando en todo el camino.

PARED-NUEVA

16-4-08


Empiezo, comienzo, pienso, re-pienso. Aún acostado, aún semi-dormido. Formas que se marcan en la cortina, sombras repintadas por el Sol de la mañana. Es común no sentir aún las extremidades, se niegan a despertar como se negaría cualquiera que encuentre cómoda y caliente una sábana si la compara con algún deber odioso, como levantarse a las 6 de la mañana con frío en el ambiente. Yo en cambio doy tiempo a que se despierten todos, hasta el último dedo, hasta los que se hacen los dormidos, por pereza. Y ese lapso me da tiempo para observar, para escuchar y por supuesto pensar.

Hoy vi algo distinto en la pared que queda frente a mi cama; que es la imagen que veo de primero. Ya no había tanto dolor y no pude saber por qué. Recuerdo como hace días, tantos que forman más de un mes, yo veía esa pared tan sucia de dolor y de tristeza que hasta llegué a pensar que la causa era verla (sí, verla) con ese dolor que tenía, o que tengo ahora pero menos.

De esa manera se iba a impregnar como se impregnan de humo las paredes de los edificios de las ciudades hasta ponerlos de un tono gris. No sé si tiene algo de congruencia mi teoría, pero lo creí y eso era lo que importaba. Además era inevitable no ver esa pared al acostarme, al despertarme, como ahora, o más de una vez cuando iba especialmente para verla, pretendía notar algún cambio sentado frente a frente por varios minutos. A lo mejor podría estar menos gris.

Tal vez mis ojos ayer percibieron demasiado, no solo ayer, ésta semana ha sido muy productiva. He visto arte de todo tipo. Admirables trabajos rusos de cortometrajes que me hicieron viajar lejos y querer ver más, he escuchado música buena muy buena y otra no tanto, he respirado al menos algo distinto a lo que yo venía recetandome como analgésico en todo este tiempo, he estado con gente que vale la pena y demás. Mis sentidos han absorbido bastante material que los hizo resurgir digamos, por lo menos una considerable cantidad de unidades de medida por encima de donde yo estaba en ese nivel anímico.

Y vuelvo a mi teoría descabellada pero válida para mí, la pared está menos gris. He logrado ver, como por una rendija, tanto que hay afuera. Eso que puedo disfrutar sin que tenga que ser opacado por lo otro. Me he inyectado una ínfima pero muy valiosa dosis de felicidad (risas) ¿felicidad? Es por ponerlo en términos más entendibles, no sé cómo describirlo ni tampoco sé explicar a ciencia cierta por qué amanecí viendo la pared más clara. Sea cual sea la razón, brindo por eso, mientras escucho una agradable canción de King Crimson que debo mencionar porque es el complemento de mi nueva pared: Neal and Jack and Me. Brindo!

SEMEJANZAS EN EL PAPEL D-12/4


¿Por qué tener algo en común, diagrama monocromático?

¿Por qué permanecer estáticos, inmóviles aún cuando sabemos que eso nos traspasa y nos destroza en cada tiro, en cada impulso de un dedo índice vengativo?

¿Por qué no mejor olvidamos este encuentro irónico y aparentamos haber borrado todo registro óptico, abstracto, simbólico?.

Yo me iré lejos, o vos; como querás. No vayan a vernos cerca y notar las semejanzas, papel infeliz...

-TRIP-TU-DE-SUN-

Come on, come on, come on, come on
Now touch me, baby
Cant you see that I am not afraid?
What was that promise that you made?
Why wont you tell me what she said?
What was that promise that you made?
Im gonna love you, till the heavens stop the rain
Im gonna love you
Till the stars fall from the sky for you and I


Me invade en este momento esa sensación casi alucinógena, casi irreal, pretendo estar bien aún sin tenerte. La música se siente en este estado, ya como un buen caudal de agua fría, adquiere formas graciosas, te hace reír con fuerza y no hay motivos, aunque tengás puesto bajo el abrigo de texturas curiosas esa camisa rota, teñida de sangre y marcada donde se ubican tus heridas profundas. Tu piel no es visible, no existen cicatrices y se experimenta la necesidad de estar siempre así, siempre sin esa molesta sensación que es vivir a la intemperie mientras te carcomen esas arpías, las que te besan con labios carnosos y con miradas dulces mientras te desgarran el pecho con sus garras afiladas, queriendo matarte. Amor corrosivo. Tambores a ritmo hipnotizante, ritmos de ritmos, sube y baja que bajan al subir y suben al bajar. No sabés ya en donde estás. Solo seguís el ritmo que viene de algún lugar y pasa. Te sana.

No tenés porqué averiguar nada, es cuestión de dejarte llevar cuando el agua está en todas partes, la podés sentir como te envuelve hasta medio cuerpo y sigue subiendo. Admirá esas formas que sólo pueden descifrarse como una auténtica aurora boreal que te sonríe solo a vos, a nadie más. No vale la pena contarlo porque nadie te quiere creer que sea tan maravilloso. Esa proyección inconsciente, que te apunta desde la Osa Mayor más bien parece humo, a ratos. ¿Podés ver las formas que construyen las gotas hervorosas en tu frente? Se ponen del color que querás y te llevan donde estés lejos de esos bordes peligrosos en cada cavidad de tu cráneo. No es de fiar ese borde que tenés en el tabique, esos filos que conforman tus huesos en la base de los ojos. Aquí eso ya no funciona. Ya te diste cuenta.

Experimentemos esa súbita corriente que nos atrapa, tiene figuras musicales que te bailan sobre la espalda, date vuelta y que bailen en tus clavículas donde mejor saben hacerlo, donde un día lograron admirarme y sonreías, te besaba... Pero ya no más. El agua me consume poco a poco y me prohíbe ese contacto vital, vos estás a salvo y ese alivio es lo único que pasa por mi mente. Ya de nada sirve que el agua me cante y se mueva al ritmo de los acordes, de nada sirve que cambie sus colores proyectados desde el Norte. De nada sirve. Estás a salvo, justo a tiempo, cuando el efecto ya se empieza a perder como esas gotas que ya no ves, donde está el rayo de Sol caprichoso que no te deja abrir los ojos.

Seguiré soñando en mi realidad que no se acaba, recordando aquellas formas graciosas que bailaban, y nos provocaba reír con fuerza, cuando llegabamos a aquel estado casi alucinógeno, donde no había necesidad de hablar porque la música envolvía nuestros sentidos, hablaba por nosotros y yo mientras tanto veía proyectadas las sonrisas en tu espalda desde alguna estrella parpadeante del Norte. Aquí estaré entonces, soñando como ahora con verte nuevamente, te prometo que el Sol no me podrá encandilar, así sea que caiga sobre mí, sobre nosotros.

POR-MI-KE-SE-KEME-EL-KARMA!


11-4-08

Es curioso como uno se va aburriendo de cosas que hacía y que con el tiempo van perdiendo la gracia. Seguramente se agotan por el efecto erosionante de la rutina, el siempre hacer lo mismo y por el inminente avance de los años, esa pérdida de las emociones que uno sentía al hacer travesuras.

Siempre me ha gustado el fuego. Recuerdo como varios compañeros que por cierto no volví a ver (Luis, Cristian y alguno que otro joven inquieto cuyo nombre no recuerdo)hacíamos de nuestro trayecto del colegio a una lejana parada de bus, toda una aventura pirómana, sin pensar en consecuencias fatales o más bien sí las pensabamos y ahí precisamente radicaba la gracia de nuestro incendiario menester.

Estábamos en octavo año, para poner la situación más caótica nuestra clase se ubicaba en los confines del viejo edificio del colegio y era de las pocas aulas que contaban misteriosamente con un botiquín casi completo, había alcohol y eso nos llenaba de interiores risas macabras que todos podíamos sentir al mismo tiempo en sigilo.

Los recreos se convertían en espacios donde invertíamos nuestro tiempo y sacrificábamos la soda para dedicarnos afanosamente al catedrático oficio de completar el famoso triángulo de elementos que permiten una combustión efectiva: Combustible+Oxígeno+Ignición= Emoción (alcohol en la pared+fósforos)

A la salida preferíamos no tomar el bus en la parada que quedaba a 200 metros del colegio. Caminábamos casi un kilómetro hasta llegar a Metrocentro, un modesto lugar de locales comerciales más alejado del centro de Cartago, y detrás se ubicaba un Aserradero que era nuestro motivo. Jóvenes inconscientes. Risas, fósforos y el más grande de los sustos que me he llevado. Sentimiento de culpa y miedo torpe de haberlo incendiado por completo una vez.

Eso quedó atrás. Además sería dificil encontrar ahora gente que quiera intentar lo que se intentaba en las edades aquellas. En cambio me he enrumbado hacia el camino de la rehabilitación: El Cuerpo de Bomberos, donde esas travesuras de jóvenes insensatos ocasionarían una fuerte llamada de atención que nosotros nunca recibimos.
Hoy fue un día en el que tumbé violentamente mi pasado pirómano, traicioné los no-principios que un día me acompañaron como camaradas hambrientos que sólo se saciaban con ver fuego y más fuego, humo y por supuesto risas exageradas de muchachos extraños que éramos para quien nos pudo haber visto en esas.

Hoy fue un día en que me dieron la oportunidad de apagar un incendio apto para mi condición de novato bombero (incendio de charral y basura en algún lugar de Río Azul) y mientras intentaba apagar las rebeldes llamas que no querían, me acordé de mí y de mis compañeros iniciando fuegos que a lo mejor algún día me tocará apagar. Lo apagué y me cago en el karma!

Y dicen: RECUPEREMOS LA PLATA...



Recientemente hemos estado siendo bombardeados por una campaña ´´anti-violenta´´ que promueve la paz asustando a la gente con comerciales dramáticos que más bien vienen a producir un efecto contrario. La gente que no se sentía tan insegura ahora sí lo siente, quien andaba un poco más tranquilo o tranquila al salir del trabajo o de la universidad recuerda ese anuncio que vio anoche y hasta se le erizan los pelos, recuerda una mano tenebrosa que sostiene un cuchillo y que está cubierta de algún tipo de brea, y que puede acecharlos en cualquier momento y esquina.

Hablamos de la campaña ´´Recuperemos la paz´´, una propuesta impulsada por la ultraderecha que claro, son quienes se encargan siempre de hacer este tipo de llamados con el fin de meterle miedo a la gente que más tarde se va a ver reflejado en encuestas como la que fue publicada en La Nación (sólo vean quiénes avivan el fuego de esas campañas) a cargo de Unimer donde un 54% de las personas encuestadas dijo que apoyaban la pena de muerte, un 51% apoya el linchamiento de los ´´delincuentes´´ y un 38% la tortura por parte de las fuerzas represivas con tal de sacarle información a la gente.

No tenemos que ser unos bichos-bien-cerebrados para saber que los problemas sociales que más nos aquejan en este momento tienen causas mucho más profundas, propias de los gobiernos y sus políticas, por ejemplo la actual. Donde los niveles de desigualdad llegan al límite mientras se les sigue sirviendo en bandeja de plata a los inversionistas así sea que nos muramos nosotros de hambre.

La ultraderecha poniendo la situación caótica pero apuntando mal, caótica está pero los culpables son otros. Esos que se tapan la cara buscando irónica e hipócritamente la paz. Esos que dicen: RECUPEREMOS LA PAZ que a mí mas bien me suena a Recuperemos NUESTRA seguridad (de ellos), aseguremos nuestros lujos mal habidos (de ellos), hagamos la ´´paz´´.. eliminemos a los pobres así, eliminandolos y no nos robarán más.. ellos dicen: RECUPEREMOS LA PLATA!!

RADIVLO

8-4-08

Bueno qué mas da... de golpe he tenido que aprender a olvidar, o al menos intentarlo.
Olvidarlo todo como si nunca hubiera pasado.
Olvidarlo como si el número ocho volviera a ser un simple ´´después de siete´´.
Como botar fotos viejas, ojalá fuera tan fácil.
Olvidar como si hubiera nacido de nuevo. Olvidar lo que fue para traer de vuelta lo que no ha sido.
Olvidar lo que se dijo y que flota como material de la nada en atmósferas incandescentes.
Olvidar que nos unió algo tan grande como una red y que estuviéramos donde estuviéramos eso nos hacía pensar el uno en el otro.
Olvidar como quien aprende a hablar y se olvida de lo que era deleitarse con ver a quienes movían la boca ridículamente, gesticulando palabras inútiles.
Olvidar las tardes claras cuando pensabamos en nosotros y se nos llenaban los pulmones con aires de felicidad hasta experimentar el vértigo.
Olvidar aquella tarde lluviosa en la que las gotas no eran más que sutiles compañeras de mi alegría de noviembre.
Olvidar un tequila que me supo a risa, aún cuando nadie lo sabía, solo ella.
Olvidar las noches que nos quedábamos por un café y que el camino a nuestras casas no importaba.
Olvidar tantas palabras que se dijeron con ira y se solucionaban con besos.
Olvidar como quien perdió una moneda o un anillo y se despreocupa con el tiempo.
Olvidar tanto que nos hizo respirar, que nos llenó y nos dejó un sello que a mí no se me ha borrado.
Olvidar que quiero pensar que algún día vamos a estar de nuevo, o al menos hablarnos.
Olvidar así, como ella me ha olvidado.


´´...y a lo mejor poco a poco un día estaremos otra vez juntos
y será tan hermoso decir...ahora nos vamos al centro
y nos compramos un helado, el mío todo de frutilla
y el de usted con chocolate y un bizcochito...´´

Céreus coryne y otros seres que (no) sanan

6-4-08


No tiene intención de escribir, ni siquiera sueña jamás con lograr una autobiografía suya que más tarde le remueva dolorosos recuerdos, o agradables pero que cambian de pronto a dolorosos, como siempre, todo tiende a lo peor, a lo bajo y a lo hiriente. Él tuvo confianza en ese futuro que desde pequeño le pintaron en lo más profundo de su mente, ese tan mal llamado destino, que nos mueve y que mueve los acontecimientos a fin de lograr una dudosa historia ya escrita por un no sé quién en no sé dónde. En fin, él ya no creia en eso, le parecía anticuado y por demás absurdo. Además ese dolor que sin intención le he removido, como ahora, le carcome sus energías, lo hace pensar lento y desear que todo pase rápido, sueña muy solapadamente en alguna manera de usar ese fastidioso destino como un arma inconsciente que le sane, así sea que desaparezca él con todo y el dolor. A fin de cuentas no somos más que eso, seres que sobreviven día a día a esa opción de ´´predeterminado´´ que tiene la vida. Cada día que pasa es como el niño caprichoso que nos tira la cuerda cuando nos estamos ahogando. Y nos salva sólo por diversión.

Más tarde él se da cuenta que tiene mucho por vivir, los tiene a ellos y ellos a él. No es fácil dedicarles el tiempo que él les dedica incluso cuando tiene deberes por delante. No lo piensa dos veces. Ellos no lo piensan tampoco cuando de ofrecerle tranquilidad y buena vibra se trata, han sabido ser buenos amigos, ponerse del color más alegre que puedan con tal de verle un milímetro más arriba las comisuras de sus labios cada mañana, aunque a él le cueste y hasta le duela; pero lo logran. El ha de suponer que ellos lo hacen solo para que se sienta bien y prefiere seguirles el juego. Es mejor engañarse y ver como todo funciona a la perfección. Y fue así como un día ocurrió y todo se vino abajo.

No sabía cómo agradecer una acción tan desinteresada viniendo de seres tan subestimados por la sociedad, injustamente por cierto. Así que, quién sabe si por casualidad o por ¿destino? quiso hacerles un dibujo, algún garabato que expresara la difícil acción del agradecimiento que él por naturaleza era incapaz de decir en palabras. Se acercó al escritorio y abrió la gaveta de la izquierda con cuidado como si algo le dijera que se iba a encontrar un recuerdo que en algún momento del pasado dejó escondido. Y así fue, encontró la fotografía de ella. La alegría y la ilusión lo consumieron, sintió esa inesperada y emotiva sensación de mariposeo en el estómago, pudo sentir los besos, sus manos acariciándole la cara y hasta ese olor inigualable que ella dejaba en su cerebro como sellado con tinta imborrable. Toda esa gama de sensaciones por más placentera que pareciese duró dos segundos, después de esto la realidad lo golpeó tan fuerte que tuvo que sentarse rápidamente y sus ojos humedecidos seguían viendola, tal y como la vio alguna vez frente a frente. Recordó que eso ya no existía, fue solo un recuerdo que un día por miedo decidió esconder en una gaveta a la izquierda de su escritorio.

Sus amigos ya no supieron qué hacer, cómo consolarlo, cómo aliviarlo. Cualquier intento de verse con vida, con brillo y con color fue inútil. Él ya había caído en esa grieta profunda que hacía dos semanas lo postró en la cama sin hablar, sin dormir, casi sin vivir de no ser por los independientes órganos que trabajan así sea que no les paguen. Pero esta vez sintió la desesperación, pudo respirar ese aire espeso de la muerte no corpórea, la muerte de algún sentimiento que un día estuvo vivo y ahora estaba moribundo, queriendo vivir con todas sus ansias, queriendo verla a ella y teniéndola a su lado. Él ahora tiene su mirada perdida, reposando tal vez para seguir viviendo más tarde. Lidiando con el dolor, ya más como un mal hábito.

Sus amigos siguen a su lado, reciben el sol cada mañana y se muestran verdes y alegres, esperando a que él les dedique el tiempo de siempre. Para ellos ya no es contradictorio que él haya encontrado en varios cactus ese alivio y tranquilidad a sus problemas en casos como éste, donde un descuidado ser que juega a escritor en algún lugar remueve los recuerdos que permanecían dormidos y reposados al fondo de la botella como sedimentos amargos que se reactivan con la memoria.