EN-PALABRAS-DE-4X4




29-nov-08
Los sábados pueden ser tan emocionantes como éste, impulsados por las ganas acumuladas de probar el barro, la transmisión, los frenos o de hacer algo que quite las caras largas. O impulsados simplemente por querer un sábado distinto, que nos saque de la porquería cotidiana. Que terminemos batiendo tierras fangosas y dándonos cuenta que no logramos salir y eso no importa. Es hora de nudos y sogas, de un toyota que nos saque la falta de experiencia de la costumbre 4x2. De ir por más gasolina, que la muy imbécil no quiso combatir con la gravedad y no hubo gota que se quemara y moviera los pistones.
Una vez que salimos el problema fue otro: las basuras del tanque, esas que tienen 28 años de vida en ese carro hicieron tan alegre paseo que terminaron en el carburador y se cagaron en nuestro paseo que ya para entonces era nocturno. Todos los brazos empujamos hasta que arrancara de nuevo y mientras tanto pensaba en cómo al mecánico le funcionó todo perfectamente en la mañana ¡malditos mecánicos!. Estuvimos mucho tiempo sin tener suerte, hasta que arrancó, salimos y llegamos sanos y salvos. A él en cambio le espera un lunes de ajustes y regaños a punta de herramientas, a mí, espero, muchos más sábados emocionantes como éste que pese a la odisea, nos sacó tanto del barro como de la monotonía.

TINTA-SECA

28-nov-08

¿Qué hago con las líneas que están ya dibujadas,
escritas,
Las veo y sé que el tiempo las ha secado,
es tinta amarillenta
¿Cómo no pensar cuando fueron escritas?
¿Cómo no pensar por quién fueron hechas?
Como querer que corra de nuevo la tinta
y que de nuevo estallen las formas.
Tus manos, tu cintura.

MILOKOVSKY-ERA-MAIAKOVSKY



27-XI-08

En esos días todo se respiraba distinto, los colores podían verse como si salieran en instantánea, tan nítidas que por las pupilas entraban los colores saturados, digamos que de alegría, claro, porque todo era más sencillo, éramos niños y teníamos vista de polaroid.
Las discusiones más acaloradas nacían y morían como nubes de una tarde cualquiera detonadas por dos manos que tomaban la misma pieza, la más rara o la más útil del Lego o por la aburridísima tarea de recoger antes de haber jugado, desde que me di cuenta que prefería construir y armar, pero cuando llegaba la hora de jugar ya no le veía la gracia.
Con Daniel, mi hermano, se disputaban los más importantes torneos de "bola" y pese a la diferencia de edades él lograba propinarme patadas que dolían como si tuviera mi edad, en eso pasabamos tardes enteras; pero a mí me gustaban los detalles: las vallas pintadas con tiza en la pared, los marcos, las líneas, esas basuritas que se posaban frente a la portería en la tele que yo recreaba con hojas, cosas como esas. Con el tiempo los torneos tomaban importancia y fuimos inventando nuestros propios equipos que defendíamos a toda costa; imaginábamos nuestros estadios y nos turnábamos aquello del local o visitante. Mi equipo inspirado desde la profundidad de los mares era defendido en los pocos metros cuadrados que teníamos para dominar la bola, pero eso no importaba, Tiburanios se llamaba y no me pregunten de dónde saqué yo ese nombre o de dónde Daniel sacó a su Caos Land.
Lo tomábamos muy en serio y hasta nos dedicamos a inventar los nombres de los jugadores que poco a poco se iban consolidando en nuestro mundo casi paralelo: era una realidad que despertábamos cada vez que abríamos el portón y póníamos a rodar el balón. Para Daniel el jugador estrella era un tipo llamado Negro, de grandísima estatura, que además era también su amigo imaginario fuera de las canchas y del Caos.
Para mí, era Milokovsky y que no fue hasta hace un par de días que lo recordé por la canción que Viviana me hizo descubrir: "Canción a Maiakovsky" de Silvio Rodríguez. Fue ahí donde quedé maravillado, y desde el tiempo que tengo de saber de la existecia de ese grandísimo poeta, nunca había visto la cara borrosa de mi antiguo amigo de la infancia que se asomaba sólo a un par de letras de distancia de las letras de Vladimir. Muy lejano en ese momento de andanzas infantiles pero que ahora sólo me deja un amargo en la boca, me quedo pensando si hubiera conocido mejor a Milokovsky tal vez me hubiera corregido: su apellido en realidad era Maiakovsky y no dominaba balones sino ideas, palabras por todas partes, poemas teñidos de voces multitudinarias que gritaban pero no en un estadio sino desde las fábricas y desde las plazas hasta la vía láctea. ¡Ay, si me hubiera corregido aquel... lo estaría leyendo desde entonces!.

Nota: En la foto que ilustra el texto: mi primo Fabián (que aun tiene vision de polaroid, dichoso)

MU-SI-K-A


Digamos que ha sido la canción de toda la semana, vea usté...

FAKE PLASTIC TREES / RADIOHEAD

Her green plastic watering can
For her fake chinese rubber plant
In fake plastic earth.
That she bought from a rubber man
In a town full of rubber plants
Just to get rid of itself.
And it wears her out, it wears her out
It wears her out, it wears her out.

She lives with a broken man
A cracked polystyrene man
Who just crumbles and burns.
He used to do surgery
For girls in the eighties
But gravity always wins.
And it wears him out, it wears him out
It wears him out, it wears him out.

She looks like the real thing
She tastes like the real thing
My fake plastic love.
But I cant help the feeling
I could blow through the ceiling
If I just turn and run
And it wears me out, it wears me out
It wears me out, it wears me out.

And if I could be who you wanted
If I could be who you wanted,
All the time, all the time, ohhh... ohh...

ASI-NO-SE-DEJA-DE-SENTIR

Estar de vuelta luego de haber huido no le hace nada bien, yo que lo conozco como conozco los bordes gastados de las gradas en los buses que siempre veo fijamente, sé que no vino renovado como esperaba, sé que lo que lo inunda es ese sentimiento desconocido que no se quita hasta que retome sus andanzas en labios de amarillo.
La confusión de no saber qué está detrás de la máscara, si algún cariño de dimensiones remotas o si la época, aprovecho para referirme a la época como el maldito somnífero que retarda la mente de la gente de la manera más estúpida. venden sensibilidad para luego sacar los colmillos, incrustarlos en la yugular, consumirlos y cuando todo ha pasado nos anuncian cuestas y eneros. Para ese momento la gente despierta de éste (ESTE) estado de alegrías y risas sin saber.
Seguro por eso le sonríe, o al menos se pronuncia en una línea escueta que él, imbécil, siente como le remueve hasta la ilusión más añeja, dormida pero no muerta. Yo que lo conozco como lo conozco, como me sé de pies a cabeza la canción que ahora escucho pensando en aquellos besos amarillos que ya no tengo. Así me delato, yo que me conozco como me conozco, como los bordes gastados de las gradas de los buses que siempre veo fijamente. A lo mejor me he creído siempre en esta época navideñezca, será eso porque yo nunca he dejado de sentir...

OJOS-DE-OVENTIK

Detrás de esos ojos de rabia puedo verte,
puedo oler tu ternura fúrica despintando fronteras
pintando sonrisas ocultas,
domando tiranos
empuñando tanto armas como ramos
mujer intachable, puedo ver tus ojos alejarte de los míos
siguiendo miradas más fuertes,
miradas que apuntan al otoño...
resistiendo

DOLORES-DE-UN-NOVIEMBRE


23-XI-08

Aprendí a punta de pruebas y errores a hacer lo que me llena y no necesariamente de billetes y monedas los bolsillos o de orgullosos vistos buenos de la gente cubriendo mis paredes de vacíos-éxitos tan vacíos como las copas que dejamos rotas. He aprendido en cambio a vivir conforme las situaciones me vayan saliendo, brotan ya sea de manantiales limpísimos como de cloacas cosmopolitas; dejando como en las paradas de algún lugar lejano cada ilusión o cada alegría de momentos esporádicos. Es como darles uso en el instante en que surgen y después verme obligado a dejarlas ir, no es nuevo mencionar que es imposible retener una emoción momentánea, tratar de sostenerla viene siendo como enfrascar el vaho que vimos juntando los ojos como si nos fumáramos cada momento chiapaneco y luego expulsáramos el humo. Así.
Esa emoción inestable, de la que no me puedo aferrar de forma material de ninguna manera, es la que siento en los recuerdos: ver un par de ojos tan profundos detrás de los tres pasamontañas, tan profundos como la misma Lacandona y con todo un bloque espeso como la niebla que nos quitaba la respiración, escuchamos toda una historia de lucha contada con cariño rebelde y con voces como música.
El tiempo se detuvo o al menos se mantuvo tan lento como para grabarme en lo más adentro las palabras que nos golpearon tan violentamente a todas y todos los que ahí estuvimos, la luz, el frío y la emoción ésta que aún recorre de norte a sur toda mi anatomía. Pisamos territorio zapatista y vivimos un sueño que todas/todos pudimos entender y compartíamos sólo con risas emotivas que nos envolvieron y nos hicieron retorcer las entrañas a cada paso, a cada aliento.
Quisimos llevarnos la tierra completa, el aire y cada imagen que vimos. Y al final caí en cuenta y el dolor de alejarme me tumbó.
Peor aún, yo quise tenerte tan cerca como para contártelo al oído, por eso hago que corra la tinta, estará corriendo hasta que pueda acercarme y calentarme en tus brazos, hasta que te encuentre y ya no me seás desconocida.

-Centroamérica-21 nov.

Me olvidé de escribir y en cambio aprendí a recordar lo intenso y lo que no se pierde en la miopía de mis ojos- aprendí que de ese ¨todo¨ somos sólo un segmento al que siempre le enseñaron a creerse distinto y a ocultarse en lo blancuzco. Las fronteras no son nada al final nomás son atrasos para des-conocernos todos y todas, para vernos las caras por menos tiempo y entender que la diferencia es de edades o de ideas y a lo mejor de pasados (hasta es cuestión de concretos politizantes entre las gentes). La diferencia es de paladares, algunos más nuéganos que otros. De lenguas y de monedas. Pero nada más.
Somos una sola extensión completa, las mismas montañas y los mismos colores, en todos las cervezas, risas sin saber las razones y musica en cada esquina. Los mismos sobornos, la misma policía y los mismos gritos nuestros llamando a la rebeldía, al cese de las represiones y para cerrar la idea gritando: ¡A la misma porquería! Las luchas son las mismas, el hambre se siente de la misma manera y los carros de lujo se pasean tanto por Escazú como por San Salvador, los pasos de los niños se escuchan por las calles pidiendo quetzales, lempiras, dolares o pesos y un graffitti grita a todo el mundo entre tintas rojas, sin saber a qué tipo de cambio se traduce el alarido. Centroamérica pasa gritando y ha sido una suerte sentirlo estridente en cada tímpano aunque sea de pasada. Camino al Abajo y a la Izquierda, continúa.

5-nov-08

Como si el 11 no tuviera el peso de la tristeza o de la nostalgia, emprenderemos el viaje con esperanza, aquí aprendo a usar palabras que incomodan como piedra en los zapatos. Digo me siento feliz o tengo esperanza y me asusto al verme con la cara iluminada o con la sonrisa fresca; claro, sólo porque estaremos lejos y nos espera futuro chiapaneco.
Me alejo hoy, día que como hace un año te celebré los 21 con besos, cuando se separaban los meses de distancia nuevamente ¿te acordás? Pues me alejo hoy y tan lejos que ni la tristeza llegará a los dominios de la rebeldía que me inundará, a este combatiente marchito que llevo dentro. Allá recargaremos la energía que el tiempo nos ha robado, y buscaremos tierra dónde aferrarnos finalmente aunque sólo la traigamos en los zapatos en calidad de barro. Nos espera el camino nuestro: Nicaragua, Honduras, Salvador, Guatemala, Hermanos todos nuestros. Tapachula. Llegar a Chiapas es lo que sostiene ahora mi alegría, huir pero antes dejarte un papel: El 11 no lo olvido nunca.

Chiapaneca - Daniel Viglietti

Esos rasgos que asoman del borde del pasamontañas
Son lo aparecido de lo que se ha ido,
De lo que se ha ido son lo aparecido;
Son lo aparecido que anuncia el tambor.

Pies descalzos en tierra usurpada, raíces de lluvia,
Creciendo zapatas, creciendo zapatas
Como si emiliano volviera a luchar,
Como si emiliano volviera a luchar.

Piel de barro moldeando los gestos
De lo aún no nacido, de lo aún no nacido,
El cauce de un río, el cauce de un río
Es lo aparecido que anuncia el tambor.

Pa’ verle los sueños al pasamontañas,
Nieblas de misterio hay que atravesar,
Pueblos de silencio hay que atravesar,
Huellas de memoria hay que atravesar.

Sonrisa de elote cubriendo la pena,
De tanta carencia en la comunidad,
Sonrisa de elote cubriendo la pena,
Sonrisa de elote en la comunidad.

Con los marcos que encuadran y acusan
A los cinco siglos de la adversidad,
Se abre lacandona, se abre lacandona,
Se abre lacandona la selva ancestral.

Y se aman y aman y aman
El sol y la luna, el sol y la luna,
Abrazo de fuego, caricia nupcial
Y en el parto alto de aquellos surestes
La flecha destruye a la soledad.

La mirada se nos amanece
Abriendo en la niebla ventana de luz,
Ventana de luz a la realidad
De lo aparecido que vuelve a llamar.

Nunca oí al silencio contar tanta historia,
Callarse cantando, callarse cantando
En las chirimías que anuncia el tambor,
En las chirimías que anuncia el tambor.

Esos rasgos que asoman del borde del pasamontañas
Son lo aparecido de lo que se ha ido,
Los ojos de tierra que nunca han dormido,
Creciendo zapatas, creciendo zapatas,
Como si emiliano volviera a luchar,

Creciendo zapatas, creciendo zapatas,
Como si emiliano...