MASCARAS-Y-ESPEJOS


4-6-08

Me alegro de no tener eso que tapa las caras, y a lo mejor tapa otras máscaras y caras que no son caras, son simplemente más máscaras. Casi puedo ver como el pegamento te desfigura la cara. Quisiste ponerte una y lo hiciste desde antes; ahora no sabemos cuál sos, sos una máscara o a lo mejor dos. Los ojos no me miran directamente, preferís verme reflejado en los charcos o a través de las ventanas con esos vidrios rotos. Los ojos desorbitados no son los tuyos. Ya no puedo saber qué fuiste o qué sos ahora, diría que sos una máscara que poco a poco te desfigura el antiguo rostro.


Seguís creyendo en el reflejo tuyo a través de tantos espejos rotos. Crees que sos lo que podés ver en esos charcos que se distorsionan con el viento y las sonrisas son frías porque no quieren ser sonrisas sino llantos. Casi siento lástima, qué desperdicio poner tanto sobre tu cara, qué pena saber que ese pegamento te desfigura poco a poco, pero seguís sonriendole a un reflejo que no existe y las sombras que en este momento te hacen compañía ya veremos, si al final te siguen por todos tus caminos. Quienes no quisimos taparnos estaremos siempre ahí, hasta un día cualquiera en que decidamos mostrarnos los rostros sin necesidad de usar esos charcos como espejos y nos veamos entonces sin necesidad de reflejos.

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