GRATZIAS!

7-6-08

¿Quién iba a pensarlo? Dejar a un lado este circo que se nutre de lo que se olvidó hace ya bastante tiempo. Colgar de una vez las máscaras ajenas en esos clavos puestos dejando once centímetros entre cada uno. Esa luz nueva me ilumina desde lejos y puede que sea el bus que me llevará de vuelta lejos de esta tierra maldita de hambre y de tristeza. Me encuentro tallando alguna puerta vieja, de esas en las que puedo saber de qué colores estuvo pintada antes de que yo llegara o antes de que yo naciera. Dejo mi nombre inscrito en ella y si alguien me busca, para entonces estaré bastante lejos, por fortuna.
Visitaré otros rumbos, hablandole a la gente que quiero y durmiendo a la hora que yo quiera. No tendré que pensar más en quedarte bien, de todas formas aunque me esforcé, mujer: ¡Nadie te queda bien!. Mirá, ahora puedo ensuciar mis zapatos y haré caso omiso a las narices arrugadas de gente bien vestida. Me pondré esas botas negras que nunca se pueden mezclar con el pantalón café y ¿sabés qué? A mi eso no me importa. Usaré también algunos pasajes de la biblia y con ellos el fuego y una que otra hierbita me sacarán esa espina que por buena y por sanita no te gustaba de mí. ¡Uy!. Puedo reclamar en los restaurantes el porqué botan los extremos del pan a la basura sin que tu cara se sonroje, y gritar tantas palabras que asustan a la gente.
Puedo comer los helados que te daban asco, ir al mercado a perderme y terminar comiendo algún casado con pescado. Pasearme por las calles tomando fotos, no le temo a los que asaltan jóvenes que andan patéticamente solos. A lo lejos se escucha un grito fuerte, un grito del pueblo; no te gustaba eso de ir a las manifestaciones y ahora nadie pondrá caras largas al saber que me meti, qué alegría esto de la indiferencia, ¿Te parece?. Puedo colarme entre la gente, escuchar como tocan la guitarra, como cantan a un ritmo sin igual a lo largo del bulevar. Puedo ser amigo de los que no se bañan. No bañarme un día de vez en cuando. Poder elegir si quiero o no llamar a alguien por teléfono, saludar amistades que me topo o devolverme si yo quiero, a las ocho. ¡Qué alegría, gracias sinceramente! ¡Mirá todo de lo que me estaba perdiendo. Ah y te deseo suerte con el que una noche me puso apodo, por aquello de que mi nombre parecía ser otro. ¿Quién iba a pensarlo?... Yo pasaré por los charcos y ensuciaré mis botas por horas y horas. ¡Sí señora! ¡Por horas y horas!

2 comentarios:

Uno que mira dijo...

Podría decir ¡qué bien! o alguna de esas frases de apoyo. Podría decir: ¡a vivir! para alentar a echar la vista al porvenir que, en todo caso, no parece estar viniendo pero uno hace el esfuerzo y lo imagina. Podría decir ¡bravo!, porque era hora del ahora y ya voltear la vuelta. En resumen, debe verse, aunque pueda decir esto o aquello, siempre sería exclamación y es ahí donde radica el contenido semántico de este comentario demasiado complicado para leerlo borracho.

Saludos.

caroastorga dijo...

PORQUE ANTES NO!!!!!?????? CVANCELADO QU LO VUELVA A HACER ALGUNA VEZ POR ALGUNA RAZON!