DE LO QUE DEPENDE (O NO)

Alguna vez me pusieron a elegir. me preguntaron "¿está seguro?". yo respondí que sí. pero no estaba seguro, ni mucho menos entendía la pregunta. Me hicieron creer que era importante y que de eso dependían los puestos de trabajo, la inflación, las acciones del Reader Digest, el precio siempre fluctuante de los licores finos y del papel higiénico. Empecé por preguntarme de dónde venía la pregunta, quién había instalado el parlante misterioso, de qué material fue construído y ese montón de mierdas en las que siempre me pongo con tal de saber qué me espera respondiendo una pregunta tan estúpida, y no saber de qué se trataba hacía el asunto más grave aún. Me lo pregunté todo, busqué por todas partes el origen de la voz y de la pregunta. Finalmente encontré de dónde venía. Los cables rojo y negro, el sonido de la estática que nunca logré entender, un micrófono de esos con colores chillones y una silla vacía.
Había pasado tanto tiempo desde que me hicieron la pregunta, que yo por estar retrocediendo, pensando mi respuesta sin pensar, la inflación se disparó, pero de eso yo no tengo ninguna culpa, sólo sé que la magnífica Reader Digest cotiza sus acciones en series infinitas de ceros a la derecha, el licor fino siempre por los aires y en las páginas de las Selecciones para limpiarme el culo leo que mr. Richard Towards, catedrático de la Universidad de Michigan tiene la respuesta a la mierda con cara de: alguna vez me pusieron a elegir. me preguntaron "¿está seguro?". yo respondí que sí.
Por último, me di cuenta que yo no tenía control de nada, ni de las acciones ni del nivel de desempleo, ni del precio de los licores finos y el papel higiénico. Me hicieron creer, me preguntaron de la manera más cínica que si estaba seguro y tardé tantos años de mis fuerzas aún efectivas encontrando la fuente del sonido.
Al final las cosas siguen igual y sólo me queda el recuerdo de cuando tenía ganas de cambiar las cosas golpeandolo todo, pero ya no hay tiempo. Soy viejo y viví con un premio que me hicieron creer. Para mí fue un castigo que consumió todas mis fuerzas.

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