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Y si amanecio libre, que no digan que por quince ni por un carajo. Libre es de elegir qué par de zapatos o si el casado va con carne o con pescado. Libre de creerse un cuento del que ni siquiera sale en los créditos; puede decidir sus rutas, siendo observado desde lo alto, no por divinidades sino por sistemas satelitales. Es libre de entrar en las tiendas, en los bancos o en el súper y participar en la película que se titula "seguridad privada-¿cómo-la-ve?"
Si ondea las banderas es porque siente la libertad más patética en las venas, la que nos arrebatan desde arriba y nos dan probada venenosa cada cuatro años. Se enorgullece de lo que nunca hemos tenido, de reliquias atesoradas en el espejismo de tod_s, esa euforia tricolor tan bizarra que muta entre gestas patrióticas y tiros de esquina.
Parafraseando los himnos, llorando a los héroes, rezando a los corruptos, maquillando las raíces y las causas y los porqués; lavando cualquier dejo de desconfianza con goles o con porcinas. Somos libres de elegir cuál mal echarnos encima e incluso a quién lanzarle gritos apagados que lo justifique, total: "dios sabe por qué hace las cosas" y entre él y la Patria* nos meterán todo el cuento por donde mejor nos quepa.

*palabra de mal gusto.
-te lo pedimos señor.

1 comentario:

mali dijo...

triste 15 de setiembre, compa. lo único que aplaudo es su texto. no hay nada que celebrar