SUEÑO-INTENTO#2

Para que los sueños no sean como vapor, y como el vapor de por sí en mi cabeza está escaso, preferí tomar nota de los pocos sueños que logro recordar. Eso será hasta que tengan algún efecto los ejercicios para despertar soñando o seguir con nocion de estar en un sueño cuando se está despierto, en otras palabras, la confusión que pueda surgir luego de experimentar los tan ansiados sueños lúcidos, tener un sueño lúcido al fin.
Anoche estuve en una casa vieja, de paredes blancas y bordes de ventanas y puertas rojos. Era ajena, no era como que yo me la pasara ahí metido y pasaba algo, a lo mejor un rezo y claro, sólo en sueños. Había gente por todas partes y en el baño dos personas, madre e hijo. Logré ver por debajo de la puerta algún destello y un sonido provocado por la salida de una bala. Se cometía en ese instante un crimen, mientras yo me sentía (aún en el sueño) como en los párrafos de suspenso de Arhur Conan Doyle. Al momento salió la mamá desesperada con la ropa cubierta de sangre de su hijo. Lo único que nos dijo fue -hay alguien en la casa-. Y supimos que cualquiera podía ser el próximo.
Como en los sueños todo puede pasar, en una esquina, callado entre la multitud asustada por la presencia de un desquiciado con un arma, se encontraba sentado frente a un escritorio el mismísimo Julio Cortázar que me veía sobre el libro que leía, imposible de recordar. Su mirada era de ´´estúpida esta gente´´. Y la memoria en los sueños sigue siendo un misterio para éste que de lo poco que sueña poco recuerda, para eso las notas post-sueño y quedo mal con el libro que leía Cortázar.
Así quedamos atrincherados en la sala de estar de la casa, todos y todas juntos sin saber de dónde provenían los disparos. Escuchábamos al teléfono conversaciones entre los desconocidos que habían ocupado la casa, e intentábamos en vano desconectar los teléfonos. La familiaridad de los cuartos, de las paredes de esa sala y los detalles me hicieron ver que de pronto estaba en la casa de mi abuela, y ahí conozco cada detalle, exploré los cuartos y por un hueco que no existe pero en el sueño sí, pude ver al desconocido pistolero, con un arma que no sabría describir, negra y con una mira muy precisa, él me vio a mí y vino hacia donde yo estaba. El disparo fue fulminante y lo último que pude ver en mi caída fue a la gente esperando sentada en la sala como si se tratara de una clínica, ellos serían los próximos y mi muerte ya no los asustaba.

2 comentarios:

Uno que mira dijo...

Si le quita la hablada de que es un sueño sería un magnífico cuento.

ViviSol dijo...

Es cierto, magnífico sueño y magnífico cuento. Y de Cortázar... ahh genial! Un poco de envidia! Más sueños, más sueños!!