-Centroamérica-21 nov.

Me olvidé de escribir y en cambio aprendí a recordar lo intenso y lo que no se pierde en la miopía de mis ojos- aprendí que de ese ¨todo¨ somos sólo un segmento al que siempre le enseñaron a creerse distinto y a ocultarse en lo blancuzco. Las fronteras no son nada al final nomás son atrasos para des-conocernos todos y todas, para vernos las caras por menos tiempo y entender que la diferencia es de edades o de ideas y a lo mejor de pasados (hasta es cuestión de concretos politizantes entre las gentes). La diferencia es de paladares, algunos más nuéganos que otros. De lenguas y de monedas. Pero nada más.
Somos una sola extensión completa, las mismas montañas y los mismos colores, en todos las cervezas, risas sin saber las razones y musica en cada esquina. Los mismos sobornos, la misma policía y los mismos gritos nuestros llamando a la rebeldía, al cese de las represiones y para cerrar la idea gritando: ¡A la misma porquería! Las luchas son las mismas, el hambre se siente de la misma manera y los carros de lujo se pasean tanto por Escazú como por San Salvador, los pasos de los niños se escuchan por las calles pidiendo quetzales, lempiras, dolares o pesos y un graffitti grita a todo el mundo entre tintas rojas, sin saber a qué tipo de cambio se traduce el alarido. Centroamérica pasa gritando y ha sido una suerte sentirlo estridente en cada tímpano aunque sea de pasada. Camino al Abajo y a la Izquierda, continúa.

2 comentarios:

Uno que mira dijo...

Bueno el texto, me removió lo que aún fresco, todavía no reposa dentro de mi ser.

mali dijo...

hago espejo de su comentario, gracias por ayudarme a traducir el letras este braille que traemos en la piel. es una descripción justa y hermosa, así se sintieron nuestros caminos.