POR-MI-KE-SE-KEME-EL-KARMA!


11-4-08

Es curioso como uno se va aburriendo de cosas que hacía y que con el tiempo van perdiendo la gracia. Seguramente se agotan por el efecto erosionante de la rutina, el siempre hacer lo mismo y por el inminente avance de los años, esa pérdida de las emociones que uno sentía al hacer travesuras.

Siempre me ha gustado el fuego. Recuerdo como varios compañeros que por cierto no volví a ver (Luis, Cristian y alguno que otro joven inquieto cuyo nombre no recuerdo)hacíamos de nuestro trayecto del colegio a una lejana parada de bus, toda una aventura pirómana, sin pensar en consecuencias fatales o más bien sí las pensabamos y ahí precisamente radicaba la gracia de nuestro incendiario menester.

Estábamos en octavo año, para poner la situación más caótica nuestra clase se ubicaba en los confines del viejo edificio del colegio y era de las pocas aulas que contaban misteriosamente con un botiquín casi completo, había alcohol y eso nos llenaba de interiores risas macabras que todos podíamos sentir al mismo tiempo en sigilo.

Los recreos se convertían en espacios donde invertíamos nuestro tiempo y sacrificábamos la soda para dedicarnos afanosamente al catedrático oficio de completar el famoso triángulo de elementos que permiten una combustión efectiva: Combustible+Oxígeno+Ignición= Emoción (alcohol en la pared+fósforos)

A la salida preferíamos no tomar el bus en la parada que quedaba a 200 metros del colegio. Caminábamos casi un kilómetro hasta llegar a Metrocentro, un modesto lugar de locales comerciales más alejado del centro de Cartago, y detrás se ubicaba un Aserradero que era nuestro motivo. Jóvenes inconscientes. Risas, fósforos y el más grande de los sustos que me he llevado. Sentimiento de culpa y miedo torpe de haberlo incendiado por completo una vez.

Eso quedó atrás. Además sería dificil encontrar ahora gente que quiera intentar lo que se intentaba en las edades aquellas. En cambio me he enrumbado hacia el camino de la rehabilitación: El Cuerpo de Bomberos, donde esas travesuras de jóvenes insensatos ocasionarían una fuerte llamada de atención que nosotros nunca recibimos.
Hoy fue un día en el que tumbé violentamente mi pasado pirómano, traicioné los no-principios que un día me acompañaron como camaradas hambrientos que sólo se saciaban con ver fuego y más fuego, humo y por supuesto risas exageradas de muchachos extraños que éramos para quien nos pudo haber visto en esas.

Hoy fue un día en que me dieron la oportunidad de apagar un incendio apto para mi condición de novato bombero (incendio de charral y basura en algún lugar de Río Azul) y mientras intentaba apagar las rebeldes llamas que no querían, me acordé de mí y de mis compañeros iniciando fuegos que a lo mejor algún día me tocará apagar. Lo apagué y me cago en el karma!

2 comentarios:

lauraastorgam dijo...

aaaaaa yo no sabia, o nunca me di cuenta o mucho menos, ud nunca conto (obviamente)sus aventuras piromaniacas!!, lo cual me parece justo, hay cosas que uno simplemente solo las escribe, y brillante oportunidad, esta de los blogs,algo , me parece rescatable de este mundillo ciernetico, ... bueno sigo: que bueno que ahora apague los incendios de su conciencia,jajajajajjaa, `karma, karma!!buena esa!---

Uno que mira dijo...

Lo felicito por su primera misión.