Apunte oxidado, perdido y encontrado


I
Yo no sé por qué me renuevan los olvidos e intento hacerlo saber ahogándome en un grito amargo y ausente. Niego el origen: desconozco el punto donde dejé de ser yo y me convertí en aquel paseo de aire caliente. Recuerdo la cara como si fuera hoy, el asiento de atrás, la forma que no encontré para decirte que desde mi ángulo veía parte de tu pecho. Todo es olvido, excepto yo, que recuerdo cada paso que me pusiste encima.

II
Yo suelo recaer, como adicto que olvida su ritmo real cuando llega el efecto. Pero recaigo cuando menos espero y me encuentro sin ánimo de entender qué pasó en todo este tiempo que estuve ausente. Se me pierde el sabor a vida propia y engullo imágenes que ya no pertenecen. Sueño y aún ahí te ries de mis torpes intentos de saborear recuerdos cada vez más lavados por el tiempo. No es saborear: es sabotear.

III
No debés tener título. Primero porque no es justo tres, dos palabras que te hagan caer en el juego de los nombres. Tres ____ de tu nombre, que es tu nombre y es el de la calma que no cesa de pelear. Lo mío es un disease  o un past enfermo. ¡Qué importa! Intentaré estar dormido para cuando me veas.

IIII
Paso por esa angustia estructural, el punto de quiebre en el origen de la grieta donde nacen los musgos y se anclan las promesas de dejarlo todo ahí. Sueño que me olvido y que me estás viendo. Pero después sueño que despierto porque ni siquiera sospechas que aún respiro.

IV
No puedo olvidar cuál fue la primera en sonar en ese teatro. Ayer pasé y escuché el eco. Ya no había nada, sólo mis pasos que detenían el tiempo.

V
Éste es el punto blanco, la franja invisible. Acá toca ahorrar las palabras.

VI
Te lo advierto. Tiene que parar porque sí.

VII
Es todo.

Ecos de mil radares
cuando te afectan
nadie lo sabe... 

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