1° DE AGOSTO

A pedido de M


El primero de agosto desde que tengo memoria, ha sido aplastante. Seré como redacta el Reader´s Digest, que de tan indigestivo se trata el asunto; no hay primero que no pase sin pasadas fervorosas que transpiran el hedor más zepolezco y fanático. Se comienza desde días antes, las vallas de Alpina y los kioscos de masajes Voltarén. Mi pueblo, como llamarán algunos que se dicen llamar Pilaricos (por la virgen que copió el cuento a la otra, la más famosa) se transforma para recibir con brazos abiertos y con el aviso de "faltan 11 km", se cierran calles y se generaliza el entrabamiento auspiciado por el catolicismo ¡mi casa en la pura ruta, puta!
Es un día de no hacer nada o de salir temprano, de decidir si quedarse a ver las mil caras desconocidas reunidas por la misma sinfonía Nike, Reebok, Shut or something laik dat... tan medieval se torna el asunto, las caras de dolor y de cansancio eterno. De búsqueda de perdón, favor o quéjese aquí con sumo respeto.
El discurso de siempre, que se respete las posiciones ajenas. El mismo discurso que mando de vuelta: que se respete a los que pensamos que, cómo no se va a rajar la negrita, cómo es que la analizan los geólogos de la UCR. G-e-o-l-o-g-o-s, por qué no un médico o por lo menos algo más bio. Pues no, la peregrinación va rumbo a una de tantas piedras de Cartago, la piedra volcánica que algún español cansado de conquistarnos y de cojer a lxs nativxs se puso a esculpir de entre tanta piedra, la que encontró una tal Juana, la misma imagen que nos han contado desde siempre y por la que éste país acepta las derrotas en mundiales, agradecen por desviar huracanes a países hermanos y confían el futuro de un país cada vez más carcomido por los mismos que se sientan en el palco de honor, adorándola.
Todo iba de mal en peor y para cerrar ¡prohíben las ventas de pupusas y piñas con helado: el único motivo de mi espera para esa fecha! ¡me cago!
Gracias a M por acompañarme en la peregrinación. Larga vida a la Reina. In God We Trust. Trrssst.