3/4/09

Aún se escuchan sonoros los sollozos, estridentes los recuerdos. Y la mirada silenciosa mía se extiende y se proyecta como plaga por la lejanía tuya. Aún sin encontrarte, verte, saberte, tenerte, conocerte, besarte; otra vez. Continúa saliendo a borbollones aquello con lo que inundé todo lo posible y sigo reparando las fisuras por donde dejé que todo se escapara, tan tranquilo como cuando dije la última palabra que no era mía, era nuestra y creía estúpido en un futuro, no mejor ni peor, en un futuro cualquiera pero sin ausencia. Ahora escribo todo hacia adentro, sin salir del quicio. Quedándome de mirada punzante sobre cualquier cosa, mientras las imágenes añejas me bailan y me cuentan que aquí no hay nada que llorar.

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