Y sí, no todo es magenta. A ratos llega a ponerse de colores, como el caleidoscopio que veíamos ayer entre dubinushkas o matrioshkas, historias de fresas o tornos del que habla mostrando dientes cirílicos. La historia, que no siendo magenta sí es mentira y llega a posarse la idea justo esta noche, olvidada de pensamientos anteriores que perdieron su forma y se diluyeron entre humos de cajetillas bicolores. Ésta noche yo no tengo la culpa de sonreir un poco más, sonrío porque veo la verdad y se me apaga la sonrisa al instante, cuando abro bien los ojos y leo impregnada en la vida la palabra "mentira".
Imagen: Isabel Lazo (a quien le viene flojo el copyright. Gracias)