ALGO-DE-SIEMPRE

Y vi finalmente como rompías esas cadenas que te amarraban, ni siquiera a mi cuerpo o a mis recuerdos, sino al mundo, a tus carreras por mil deseos todos unidos a la vez, queriendo tomar tus días enteros de un sólo tirón, queriendo que quedara todo en una misma instantánea pálida y borrosa.
Te vi desgarrando los límites de lo correcto y lanzándote contra las barreras que nos imponen con férrea militancia los relojes oxidados de los momentos justos. Fui testigo de ese ademán tuyo cuando te importaba un comino lo que pasara después, ibas a romper las cadenas desde la base con mi mano pegada a tu pecho.
Nos conducíamos por las vías más concurridas a paso violento y tu fuerza era acero en mis ojos y pétalo en mis puños. Sólo bastó un silencio, tres besos presurosos, como si yo ya me hubiera dado cuenta que pronto iba a amanecer y que las cadenas hoy siguen tan firmes como lo estaban ayer.

No hay comentarios: