-ULTIMO-DIA-JUNIO-


Decidí abrir los ojos,

querer verte de nuevo. no desaparecer.

Lograr las palabras sin repetirme.

Vi pasar la vida lentamente, el mundo a la velocidad de mis deseos.

Estuve muerto y no quise cerrar los ojos. Tuve miedo de quedarme ahí...

Podés engañar pero no podés engañarte, cobarde. Cuando te diste cuenta estabas repitiendo el tiempo, tu tiempo. Viendote las manos amarillas y no tenías control sobre tu cuerpo. Haciendo la fila, saliéndote de ella, caminando hacia las puertas rojas y volviendo a la fila. Lo hiciste tres veces o cuatro. Luego perdiste la razón y te diste cuenta que estabas en la nada, paseándote por paisajes de arlequín con celeste y con morado, la mesa al frente y no te dio tiempo, ya habías chocado con el concreto arenoso. El camino era ameno y no sentiste dolor, viéndolo todo en los cuadrados que se colaban por tus retinas.
Caminaste a la salida y las caras te observaban repetidas porque no sabían que eras el dueño del tiempo... Dabas pasos fuertes, escuché la rampa metálica sonar, ibas seguro y yo simplemente era tu testigo, el que te acompaña mientras otros te abandonan; como quien te quiso de mentira un día y ahora te deja caer ensangrentado al abismo. Sentí ese cuadrado café en mi pecho, atravezado por la línea blanca infinita y la mirada se perdió en los ojos de una cara aturdida en el reloj de la pared.
Elegí mantener los ojos abiertos, no quedarme en los dominios de la locura; queriendo verte otra vez y ni así. Detuve el tiempo todo lo que quise y logré hacerme tan pequeño como tu recuerdo entre las paredes blancas. Sé que no pude verte en mi trayecto a las estrellas porque nada de eso existe, ni las voces ni la sensación de que estás, de que querés contestar. Aturdido logré entender y el sueño se convirtió en mi enemigo, no me bastó llegar tan alto, caí y enterraste mis huesos con la mierda de tus palabras para siempre.



1 comentario:

Uno que mira dijo...

podría redactar una declaratoria de adhesión a lo que ahí dice; de complicidad, de comprensión o simplemente hacer como dije una vez a propósito de cierta celebración conmemorativa: uno hace homenajes siguiendo los pasos, haciendo lo mismo; así que lo que me correspondería sería agarrar el teléfono y... ya se sabe, que no me conteste nadie más que una contestadora gringa. por eso, porque le tengo miedo a las contestadoras gringas y no por otra clase de cobardías, no llamo.