No venga usted a hablarme cantadito,
a pedir que le solucionen lo que no ha podido solo,
o que le
regalen una hora de la paciencia de alguien.
No me llore porque cuando se trata de exigir y resistir
llorar es sólo para la RABIA;
de la tristeza y la fractura de ánimos quedan escombros pisoteados
y
gobiernos al mando.

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