UNA-SILUETA-DE-UN-VIERNES


23-4-08

Tenés suerte de no verme, me he logrado hacer casi transparente. No pasar de verte la espalda o situarme por azar justo donde tu vista choca con alguna columna, una rama; qué se yo, son cuestiones que de las que uno no se escapa, solamente pasan y qué culpa tengo de ver sólo una silueta tuya un viernes, en una fila que no esperaba toparme, en un día en el que estabas totalmente ajena a mis pensamientos y si, estabas totalmente ajena. Pero eso pasa.
Si el bus no hubiera quedado en esa presa, embotellamientos que se hacen eternos y se convierten en una especie de opio, de absenta que acompañados de anécdotas, cuentos y comentarios aburridos de gente desconocida te hacen volar, ir lejos y consumirte en todo lo que de otra forma jamás vendría a tu cabeza, a veces es para bien y pienso en cosas agradables y en auto-acertijos que sólo yo puedo entender, jugando conmigo mismo a no ser tocado por las sombras que se proyectan sobre mí, esas cosas que pienso que matan el tiempo y me alejan de todo.
Ella no dejó que terminara de contarlo, ya para este momento se había ido y yo me quedé hablando solo, no me molesta, siempre lo he hecho y a veces así lo prefiero. Puedo seguir con mis auto-acertijos y puedo hacer que alguna columna me haga pasar desapercibido, aún con ese frío de la tarde nublada y lluviosa lo conseguí, me uní a ese viaje de horas donde puedo hacerla aún mas ajena y donde puedo ir evitando una a una las sombras que pasan en un ciclo que parece no detenerse nunca. Ahora tiene la suerte de no verme y yo de hacerme transparente, aunque sería exagerar, soy más bien translúcido y ella finge no ver lo que queda.

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