TEATRO PARA UNO

9-4-08

La obra ni sé cómo estuvo, pasé pensando en los asientos vacíos que me rodeaban.
Y me sentí solo, como hace mucho no lo estaba. Consciente de que podía no estarlo, hoy decidí la soledad. Compré boleto para uno y ni siquiera los pensamientos me acompañaron, estuve fuera, en mil lugares tratando de escucharla, viéndola en las sombras, bajo el telón que se va fundiendo en la oscuridad como su imagen en los recuerdos.
Esos golpes autómatas mano con mano del público satisfecho me trajeron de vuelta a donde había quedado como conservado en el tiempo, como divagando sin tener la mínima consideración con los minutos, que son los largos, que son los más tristes.
Esos intentos inútiles de olvidarme y que no logro excluir por más que me lo proponga. No me lo propongo, sinceramente. Y no pasé pensando en los asientos vacíos, pensé más bien en el vacío que ahora me acompaña, donde estaba ella. Puedo seguir acompañandome, hasta que deje a la soledad sentada junto a los asientos vacíos un día de éstos.

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